Visitas

lunes, 27 de abril de 2015

Acho,pues...

Sí,voy hablar de Murcia. Si eres de fuera, quédate a leer, te llamará la atención. Y si eres de aquí, vives, has vivido, has estado o tienes claro que quieres venir, no hace falta que yo te diga nada más. Murcia ya forma parte de ti.
Que hablamos mal es algo que tenemos asumido. Somos conscientes desde hace tiempo. La gente de fuera se ríe de nosotros, nos imita. Y hasta me atrevería a decir que no nos importa. Hay alguna excepción, que probablemente conozcáis de cerca, que se piensan que son de Valladolid. No se dan cuenta y pocos se lo dirán, pero amigos de la minoría, qué pena dais hablando así.

Además de hablar como a nosotros nos gusta, nos gastamos más en agua que en hielos por la noche. Lo de un equipo en primera es una leyenda urbana y de la nieve ni hablamos. Los de cuarto milenio y callejeros estuvieron por aquí y al final no hicieron programa.

Con el transporte más de lo mismo. Somos muy nuestros. Nos sorprendieron haciendo un tranvía en una recta y poniendo 3 paradas. Y luego vino el aeropuerto,que a día de hoy está cerrado.
Ahora han puesto unas bicis rollo Amsterdam. No os extrañéis sin en unos meses no hay bicis.

Aquí fue lo del terremoto de Lorca, hace unos años. Aquí es donde cada vez que llueve,nos agobiamos y lo plasmamos por redes sociales. Y aquí es donde la gente disfruta cada vez que quiere, cada vez que lo necesita.

Conocidos por lo negativo, nos admiran por disfrutar con lo que tenemos, que evidentemente, es más de lo que piensan.

Somos muchos,probablemente los mejores. Vivimos como nos enseñaron y nos deleitamos con lo que vamos descubriendo. Somos una pequeña ciudad y un pueblo muy grande. Por unos u otros nos acabamos conociendo todos. Los pueblos nos sirven para coger confianza y desplazarnos allí donde la fiesta reina. La capital es el punto de encuentro de los grandes momentos: La universidad,el trabajo,algún familiar...
Los universitarios son únicos para las fiestas de su facultad. Económicas es nuestro tomorrowland particular. Las gradas y atalayas fueron, son y serán nuestros rincones hasta nueva orden. O por lo menos hasta que tengamos una cartera con billetes.

Nuestro emblema es la cerveza,nuestro escudo la ensaladilla rusa. Nos gusta la noche como a todos, pero propiciamos un escenario único por la mañana. Somos los reyes del aperitivo,del mañaneo.

Y es que los grandes días, sobre todo en fiestas, la plaza de las flores,el tontódromo, la Caixa, Pérez Cásas... Es nuestra casa y nos resulta muy fácil jugar en casa.

También tenemos un tal bando de la huerta y el entierro de la sardina. Nos va la marcha y tenemos otra semana de vacaciones después de la semana santa. Aquí también es lo del SOS. No entiendo de festivales pero dudo que haya un ambiente mejor que el que se da fuera del recinto. El parking del Eroski se viste para recibir a gente de todo el mundo y Murcia los acoge a lo grande.


Y tenemos centros comerciales geniales, el jueves ponen el mercao e incluso tenemos la Ucam.
Destacamos por nuestras playas, de las cuales hablan maravillas. No creo que la gente de Madrid se desplace a La Manga, Aguilas o Mazarrón porque sí. Vienen por el tiempo y vuelven por la gente. Y como nos va la sinceridad, vuelven porque en Madrid tienen de todo menos eso. Que nadie se lo tome a mal,que nos conocemos.


Tenemos claro que, si estuviéramos más arriba tendríamos lengua oficial, agua, un equipo en primera y hablaríamos mejor. Pero alguien decidió que prefería pasar un poquillo de frio en invierno y asarse a partir de Marzo. Decidió hablar sin la s. Y propulsó que en Murcia la vida se mide por lo momentos junto a tu gente y lo que luchas porque esto se repita.

#AchoPues ya ves. No os engaño, yo tampoco he pronunciao las eses.
Murcia, vivimos disfrutando como queremos, donde queremos y con quien queremos.Y siempre con un poco de limón y pimienta ;)

No olvides compartirlo murcian@
Y si tienes twitter, ya sabes, #AchoPues









Haciéndome caso

Haciéndonos caso a nosotros mismos ya os adelanto que nos iría, en parte, todo bastante mejor de lo que nos va.
Haciéndonos caso de nuestro propio diccionario, de nuestra querida enciclopedia, de nuestro queridísimo manual, no nos dejaríamos la vida a medio terminar.
Ese código de barras que va contigo, cuando decides salir de tu edén.
Ya os adelanto yo que nos iría un poco mejor.
Tengo la total sensación de que soy un mero becario. Un trabajador con contrato de 24 horas, cuando sé perfectamente todo lo que tengo que hacer, con qué objetivo y el resultado que obtendré. Y ver que nada se acerca a lo que uno pensaba.
Al final, uno ya puede desear lo que quiera, pero serán los minutos a solas, las horas muertas y los días en casa los que te darán lo que quieran.
El haz lo que yo te digo pero no hagas lo que yo hago.
Salimos de casa con la lección bien aprendida.
Como si este cuento de final caducado no fuera para nosotros.
Con los temas empollados, con toda la seguridad como cuando estás al 100% de batería, de que lo vas a hacer bien, como tiene que ser, como tiene que pasar y que no puede haber momentos en blanco en este examen.
En este examen de evaluación continua.
En este examen de miradas, de voces, de  gestos, de sentimientos.
En este puñetero examen donde el azar se queda congelado.
Que siempre nos la jugamos a la típica carta más alta o todo al negro impar, y más aún si tienes un profesor que no te deja copiar, el cual se apellide D.Debilidad.
Que no sabemos que nuestra alma, nuestro yo de cada uno, mi ser de esquinas húmedas, cada vez que sale a la calle se oxida sin saberlo.
Exponiéndose a la cuesta de ver lo que uno quiere o, lo que es peor, que estemos dispuestos a creernos a nosotros mismos.
Haciéndome caso, se me ponen en huelga las neuronas.
Haciéndome caso, odio amando.
Haciéndome caso, bajo en ascensor.
Haciéndome caso, me quedo sin materia gris.
Haciéndome no caso, subo por las escaleras.
Haciéndome no caso, mi corazón catea.
Haciéndome caso, debería no hacerme caso…
Haciéndome caso, miro hacia el frente.
Haciéndome no caso, ¡te miro… a ti!

A.S.M

viernes, 17 de abril de 2015

A mis 22...

A medida que voy quemando calendarios, olvidando domingos, guardando años, consumiendo días, aumentando mi galería en Instagram y construyendo minutos.
A mis 22… no sé aún cuándo he crecido. 
Puede ser que sea cuando dejas de preferir juguetes por ropa o cuando tu madre te exigía una hora límite de 3 de la mañana para llegar a casa, o quizás sea cuando te enamoras por primera vez. Creo también que es cuando pasas del –no-  del –porque no- del  -porque yo lo digo- por él cuando llegues llámame.
Quizás, pero muy quizás, sea cuando echar de menos algo es igual de placentero como volver a verlo.
Por lo que a mí respecta,  no sé cuando dejé de ser niño para ser adolescente, si cuando me divorcie del Messenger y me lié con el chat del Tuenti.
Tampoco sé cuándo pasé de darme porracitos pequeños a caídas terribles. No sé por qué dejé de dormir con luz, y no sé porque aun duermo en verano con sabana. Sé que, aún, llamo a mi madre para que me traiga el agua el mando de la tele o para que me haga de médico cuando estoy malo.
Creo que crecer además de aumentar de tamaño es ir muriéndote día a día, decidir qué caja de cereales escoger 0,0%grasas de chocolate de miel o sin fibra, o de qué dichoso tren se debe de saltar. Mirarte en fotos de años anteriores mientras se hacen auto- reflexiones a la misma velocidad que se escupe un NO!
Mentiría si dijera  que sé cómo he llegado hasta aquí. Hasta, este par de números mellizos, a estos dos patitos tan de la mano, el uno con el otro, con el objetivo de que nades, explores, viajes y divagues, en estos 22 con contrato de doce meses.
De lo que estoy seguro es que puedo tener 22 de cuerpo pero sigo alargando y estirando la cuerda de los 18, que pienso y actúo con mentalidad de quince, que contesto y me equivoco con edad de diez, que me divierto con edad de cinco y que me sigo enamorando a la edad de 22 de todo aquello que me rodea.
Que quiero unos 22 con montañas rusas abiertas, con puertos para zarpar y unos buenos prismáticos con autorregulación de intuición para verlas venir. Y cómo no, dar mi más sincero pésame a todos aquellos que me dejan subirme y acompañarles día tras día en sus viajes, a esos que cuento con los dedos de la mano derecha y a los de la izquierda también. No puedo dejar a los que me critican, sino lo harían aun más y, por último, a los que estuvieron y no sé si están.


PD:
¡Mama, ven!
- Que…
Apágame la luz…


A.S.M

martes, 14 de abril de 2015

Amigos, la familia que elegimos

Vivimos eligiendo. Toda la vida. Desde pequeños hasta que llega nuestro momento. Miles de decisiones. Unas pensadas,otras al azar y otras por impulsos y sensaciones. Estas últimas son las que,en mi opinión,resultan determinantes, decisivas y correctas.
Y nuestra primera decisión importante es tomada antes de la cuenta. Sin la aprobación de tu familia, casi sin darnos cuenta. Es inevitable que nos volvamos a montar en la máquina del tiempo y viajemos años atrás, en busca del momento en el que encontramos a nuestra otra familia, la que nosotros decidimos escoger.

Y me vais a permitir que vuelva a destacar a la generación que nacieron en los 90, incluso también a los de los 80, porque sin duda, hemos vivido la transformación total a la hora de tener amigos. Hace 50 años te marcaban con quien tenías que ir y ahora son las redes sociales las que te lo sugieren. Menudo panorama. Familia, comenzamos.

Cada uno tiene su historia, su familia, sus amigos. Hay amigos que conoces de toda la vida y otros que sin llevar mucho tiempo juntos han demostrado más que muchos otros. Para gustos, colores.

Las primeras amistades nacen juntos a pupitres, plastilina y alguna cera. El odio hacia el género opuesto te une con los de tu sexo y aparecen los primeros amigos. Por esta edad, tu familia original, en comidas, cenas y encuentros, intentarán que tengas amistad con los hijos de sus amigos. Y como he dicho anteriormente, podrán consolidarse o no.

Luego llegaran los amigos de clase. Los de las excursiones, los recreos, los del comedor, los de después de salir de clase, los de los campamentos, los de los cumpleaños... Párate! Saborea todo esos momentos, han pasado pero que feliz has sido. Quizás estos amigos estén bastantes más presentes en tu vida que los primeros, aunque reitero la idea inicial; Cada uno tiene su historia.

Seguimos creciendo y seguimos cambiando. Actividades extraescolares se cuelan en nuestra vida. Los tios comienzan en algún equipo deportivo, mientras las chicas se decantan por algún tipo de baile. Y ambos, comienzan a ir a academias de cualquier tipo. Y seguimos conociendo gente.

Y durante este tiempo, tendrás una relación con alguien de amistad superior al resto. El fijo de tu casa sonará y aparecerá el o ella. Una relación que depende de como la cuides podrá ser para toda la vida o simplemente circunstancial. Cada foto, cada cerveza...será realmente especial y la gente lo sabrá. La gente lo llamará tu mejor amigo o amiga, tú les dirás que es el que menos falla o la que más te conoce.

Y con este mix muy rápido de 3 etapas, comienza la etapa nocturna. Esa etapa en la que gracias al alcohol y las discotecas, conoces más gente. Aquí se consolidan las relaciones de verdad. Recuerdo que alguien me dijo que las cosas importantes pasan por la noche y no se equivocaba. Uno cuenta con quien está y con quien comparte cosas, todo lo demás no importa. Es aquí cuando te llevas la primera decepción de alguien por lo que sea. Esto si te ha dolido, ahora ya no importa que no te invitara a su décimo cumpleaños.

El viaje de estudios de Bachiller, la selectividad, alguna relación que comienza a tener buena pinta... la sensación es que lo has hecho realmente genial. Tienes un grupo de amigos y amigas, estás con pareja o has tenido algo y vas a empezar la universidad. Además has vivido buenos años, te arrepientes de algo, pero tu cámara de fotos tiene un carrete infinito de mil historias que plasmas en redes sociales. La felicidad está presente.

Pero algo pasa. Y quien lo niegue no está siendo sincero consigo mismo. Todo final de algo supone un inicio en otro lugar y, aunque puede pasar de forma distinta, este comienzo se da con nuevas personas.
Y vuelve a comenzar el mismo proceso que hace más de una década, ya sea trabajo,universidad,FP...

Y hay una pequeña crisis general en todos las "familias". La ausencia de unos, por que se han ido fuera o que prefieren antes a su pareja, la prioridades de algunos y la elección de otros a salir con la nueva gente... TODO SE TAMBALEA.

Y es aquí donde la #G90 y de alguna manera los de la #G80 se diferencian de todos los demás. Nuestra manera de entender la vida y las cosas, nos han permitido conocer y tener a más gente de la que nadie podía haber pensado. Con la inminente ayuda de las redes sociales pero con una sensacional gestión de nosotros.
Y es que como decía al principio, antes esto era impensable y ahora, las redes sociales han avanzado tanto que los ciclos nuevos no será tan nuevos porque casi conoces todo lo que va a pasar.

Tras superar la crisis, comienzas a  con los distintos grupos. Hay tiempo para disfrutar de todos y a veces hasta todos juntos. Juntarte con los de toda la vida siempre tendrá un valor especial por el tiempo que os conocéis. Disfrutar con la gente menos habitual e incluso gozar más que antes, te permitirá saborear cada momento y a cada persona.

El tiempo te demuestra la suerte que has tenido y lo bien que has elegido. De hecho solo tienes que mirar whatsapp y los grupos que tienes. No bajaran de 6 o 7, y muchos de ellos lo considerarás como una familia, por el tiempo que has compartido con los integrantes de ese grupo.

Una familia. La familia que elegimos. La familia con la que disfrutamos cada vez que queremos, cada vez que lo necesitamos.

Y lo mejor de esto, es que si te dieran la opción de volver a elegir, volverías a coger a los mismos. Volverías a vivir todo igual. No te importaría que te la volvieran a hacer , que te volvieran a engañar.
Por que si hay algo que destaca en la familia que elegimos es que es tan importante como la familia con la que nacemos. Siempre te dan más que te quitan.
Nos podrán hacer daño en algún momento pero contarás con ellos cuando los necesites.

Grandes amigos,una familia. La familia que elegimos.

Pd:No olvides compartirlo, gracias.








miércoles, 8 de abril de 2015

Y mañana qué

Qué vamos a hacer. Qué vamos a pensar. Qué vamos a sentir, qué nos va a doler. Qué vamos a tener, qué vamos a perder. Qué vamos a hablar y qué nos vamos a callar. Qué vamos a saborear, qué vamos a aborrecer…

En cuántas situaciones cuestionamos esto. Cuántas veces nos hacemos esta pregunta en el transcurso de los días. Yo hoy, como un inútil, me pregunto por ti. Por qué sentirás, por qué no me echas de menos y, por qué yo te echo tanto, sin más.

Anoche, no sé si te diste cuenta, en la cena de amigos hice por estar a tu lado. Y después, en la disco, el mismo calvario. Deambulando sin perderte de vista, para que no parezca que soy un posesivo, un celoso o, peor aún, para que no parezca que estoy hasta las trancas por ti. Para que no parezca que tengo miedo. Para que no parezca que sin ti muero.

A ver quién te mira y a quién miras. A ver con quién apareces y cuándo desapareces. A ver si con suerte vienes. A ver si, aún no han salido los trenes.

Quizás me cuesta tanto enamorarme por lo mucho que tardo en olvidarte, pero esto es así, demasiado tarde. Ya no hay vuelta atrás, como aquel que dice. Ahora, en mi cabeza, solo puedo hacer lo que en cine se denomina flashforward o prolepsis. Imagino escenas futuras -que probablemente nunca se harán realidad- en este presente, en este sin ti.

Y mañana qué. Seguirás siendo la que me llame cuando todo sea un desastre. Seguirás siendo la que me ahoga; mi pena, mi luz, mis hojas. Seguiré extrañándote un poco más. O yendo, de vez en cuando, a ver si me siento junto a ti en algún que otro bar. Seguirá la incertidumbre, la duda, eso que a menudo me acompaña y a bocajarro me disparas.

Hablaré de todo menos de ti, lo prometo. Hablaré de la nada si hace falta, o de los días en los que no compartimos –ni compartiremos- nuestra cama. ¡Vaya!, ya estoy incumpliendo mi promesa… Hablaré DE LO QUE QUIERO y, ojalá alguna vez de tus te quiero. Hablaré de . Hablaré for you.

Y mañana ya veremos. Y nos reiremos. Cuando todo en mí acabe y podamos entendernos.

Pero,  y ahora qué.

RC.