Me llama mucho la atención la gente que veo, la gente que
somos. Y no se deben tener escrúpulos a la hora de hablar de la gente, de
nosotros. Porque no hay más ciego que el
que no quiere ver, y no hay nada más triste que esconderse tras un cristal y
ver el mundo correr. Hablo de no arriesgarse a sentir y ser sentido, de no
arriesgarse a perder, porque ya has perdido.
Por eso, me gusta la gente joven. No físicamente, sino
emocional e interiormente. De hecho, es muy fácil. Hay gente que nace con cada
despertar y gente que muere porque no se atreve a soñar. Hay gente que carga
con el mundo en su maleta, que no tiene miedo de dejarlo olvidado en cualquier
lugar, porque de cualquier momento o con cualquier cosa puede hacer algo
especial, inolvidable, fugaz.
Me gusta la gente que se crece, que enloquece y se
entristece. Me gusta la gente que hoy está aquí y mañana allí. Me gusta la
gente que se mueve, que hace que se mueva todo, lo movible y lo inamovible.
Porque algunas veces, cuando todo se nubla, no podemos ver ni lo más grande, lo
que tenemos delante de nuestros morros.
Y eso es lo que me pasa, que no soy ciego, que puedo ver,
pero hay algo que lo impide. La niebla. Ese fenómeno atmosférico que aparece en
el sitio menos esperado, en medio del peor temporal, cuando los faros han
dejado de funcionar.
Imaginemos qué somos en este universo. Somos frágiles,
pequeños, débiles, crueles, egoístas, impacientes, lamentables, pertinentes…
Nos rompemos con cada golpe, nos aplastamos con cada duda, y encima de todo,
nos empeñamos en ser cobardes. Huir del “yo no puedo” y empezar con “yo sí
quiero”, arramblar el “tal vez, luego” y “que sea en este momento”, ahora
mismo, en este mismo sitio, cuando empieces a enfrentarte, a gritarte y a
escucharte.
Que hay pocas estrellas y muchos estrellados. Muchos
rendidos y pocos entusiasmados. Pocos bebidos y muchos emborrachados. Poca
verdad y mucho chorizo. Mucha maldad y poco sentido. Por eso, pierde(te),
olvida(te), ríe(te), rejuvenece(te), odia(te), gana(te), encuentra(te).
Y que encuentres lo que encuentres, rezará por ti este
huésped.
RC.
RC.
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