Quien lea
este artículo se clasificarán en dos grupos, uno los que se sientan un poquitín
identificados conmigo y el otro, aquellas personas que ni lo entiendan, a estos
últimos les doy mi mérito, ya que entiendo que nunca han pasado por nada que
les salte la alarma de lluvia del corazón.
Voy a
hablar de un miedo que creo que todos le tememos.
Y
esa es la soledad.
Una soledad que al final voy a cogerle cariño,
que me acompaña a todos lados, y que no se separa de mí ni un instante.
No
quiero hacerle mucho caso, porque me veo poniéndole hasta nombre, como (rabia),
(ego), (indiscrepancia) y muchos más adjetivos de la que está compuesta.
Al
final te acostumbras a ella, como todo en la vida, ya sea bueno o malo. Con
esto no digo que haya que ser conformista ni mucho menos, pero por eso espero,
llegar a una monotonía con ella, haber si se aburre de mí y me deja en paz.
-Soledad,
vaya castigo divino te ha caído, encima no te quiere nadie…
Tú
siempre entras sin llamar, tan rápido como el paso del amor al odio, alegre por
capturar otra alma perdida entre el límite de la ingenuidad y la inocencia.
-Soledad,
tampoco es que seas tan mala, al fin y al cabo has sido la única que ha estado
aquí conmigo cada vez que he estado y estoy perdido, en estos desiertos por
habitar.
-Soledad,
tampoco hay que dramatizar, mira tu rival número 1, la compañía.
Aquella
que a todos nos gusta o por lo menos a todos aquellos enamorados empedernidos,
como yo.
Nos
gusta porque nos sentimos muy ¨medio¨. Medio realizados, medio contentos, medio
buenos, medio todo.
¡Coño,
y porque no! Acostarte todas la noches despidiéndote de una persona, con un tan
solo buenas noches y un simple emoticono con un corazoncito saliendo de su boca,
a la gente como yo, le es gratificante, y llena ¡sí!.
Pero
compañía, tiene un defecto y es como dice el dichoso refrán, -el amor y el
reinar no admiten compañía- o lo que es lo mismo, esa compañía tan dulce, tan
atenta, tan tanto de todo, algún día se irá y no lo dudes porque que se irá,
por la misma puerta poco barnizada que entra, soledad.
Como
dice la ¨ley de Murphy¨ si algo tiene que salir mal, no dudes que saldrá. No
soy una persona de ver videos de motivación.
Y
es que, aceptar, cuesta tanto como querer estar cerca de la persona que te
importa y ver que eres como una carta mas de esa baraja tan usada por los
jugadores del destino, como el tocapelotas del empollón de turno dándote el follón
para jugar al apalabrados.
-Mi
soledad y yo, ¡sí señor!
La
soledad algunas veces se alimenta como una persona después de una noche de locura
sin saciarse, sin cansarse, o en este caso, soledad se empacha siempre de
recuerdos, vaya palabra, recuerdos… como la canción del grupo preferido de mi
padre.
A mi
soledad no se le escapa nada. Es la primera en la asignatura de la vida,
siempre me hace sentir vacío, como si una parte de mi faltase, esa sensación de
saber que no te espera nada ni nadie, ni un mísero whatsapp.
Me
podría tirar todo el día dándote e informándote de los signos y síntomas de la
soledad, pero creo que a estas alturas, los que sean del primer grupo seguro
que lo habrán leído en alguna página de internet o en Facebook, o incluso en
algún tweet de alguien que ni siquiera conoces y lo más posible sea un mamón
que quiere ir de medio entendido de lo que va esto.
Para
ir acabando esta inspiración, de autor pirata o, mejor dicho, a unas ganas de
soltar algo mientras soledad no me vigila y que no sea subiendo fotos a redes
sociales que dibujen una irrealidad de estar bien, una alegría fingida o solo
aprobada con 5.
Y
es que, ni la soledad es tan mala como crees, ni la compañía tan buena como
creías.
Que
la soledad siempre está en nosotros agazapada y hay que tenerle respeto por si
asoma sus orejas.
Que
tampoco sé cuánto más me querrá mi soledad, pero de momento ahí estamos, subiendo
laderas llenas de flechas que te indican por dónde tienes que ir.
Mañana
todo volverá a la realidad y esta hora y tres cuartos que he tardado en
escribir esto, desaparecerán. Como vienen y van las cosas que no tienen mucho
sentido.
Que
la soledad es como un borracho, si le das
de beber y encima alcohol del bueno, acabara cogiéndote cariño.
Aparecerá siempre de madrugada, cuando menos te lo esperes, y si encima es un
desgraciado, se irá sin pagarte las 3 copas que ha tomado y las 3 copas que ha
tirado…a las 5 de la mañana.
De
uno que no sabe de lo que va esto.
AS.
No estas solo. a mi me han llegado tus palabras como espero q te lleguen ati estas. Un abrazo hermano
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