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miércoles, 25 de febrero de 2015

Soledad y compañía

Quien lea este artículo se clasificarán en dos grupos, uno los que se sientan un poquitín identificados conmigo y el otro, aquellas personas que ni lo entiendan, a estos últimos les doy mi mérito, ya que entiendo que nunca han pasado por nada que les salte la alarma de lluvia del corazón.
Voy a hablar de un miedo que creo que todos le tememos.
Y esa es la soledad.
Una  soledad que al final voy a cogerle cariño, que me acompaña a todos lados, y que no se separa de mí ni un instante.
No quiero hacerle mucho caso, porque me veo poniéndole hasta nombre, como (rabia), (ego), (indiscrepancia) y muchos más adjetivos de la que está compuesta.
Al final te acostumbras a ella, como todo en la vida, ya sea bueno o malo. Con esto no digo que haya que ser conformista ni mucho menos, pero por eso espero, llegar a una monotonía con ella, haber si se aburre de mí y me deja en paz.
-Soledad, vaya castigo divino te ha caído, encima no te quiere nadie…
Tú siempre entras sin llamar, tan rápido como el paso del amor al odio, alegre por capturar otra alma perdida entre el límite de la ingenuidad y la inocencia.
-Soledad, tampoco es que seas tan mala, al fin y al cabo has sido la única que ha estado aquí conmigo cada vez que he estado y estoy perdido, en estos desiertos por habitar.
-Soledad, tampoco hay que dramatizar, mira tu rival número 1, la compañía.
Aquella que a todos nos gusta o por lo menos a todos aquellos enamorados empedernidos, como yo.
Nos gusta porque nos sentimos muy ¨medio¨. Medio realizados, medio contentos, medio buenos, medio todo.
¡Coño, y porque no! Acostarte todas la noches despidiéndote de una persona, con un tan solo buenas noches y un simple emoticono con un corazoncito saliendo de su boca, a la gente como yo, le es gratificante, y llena ¡sí!.
Pero compañía, tiene un defecto y es como dice el dichoso refrán, -el amor y el reinar no admiten compañía- o lo que es lo mismo, esa compañía tan dulce, tan atenta, tan tanto de todo, algún día se irá y no lo dudes porque que se irá, por la misma puerta poco barnizada que entra, soledad.
Como dice la ¨ley de Murphy¨ si algo tiene que salir mal, no dudes que saldrá. No soy una persona de ver videos de motivación.
Y es que, aceptar, cuesta tanto como querer estar cerca de la persona que te importa y ver que eres como una carta mas de esa baraja tan usada por los jugadores del destino, como el tocapelotas del empollón de turno dándote el follón para jugar al apalabrados.
-Mi soledad y yo, ¡sí señor!
La soledad algunas veces se alimenta como una persona después de una noche de locura sin saciarse, sin cansarse, o en este caso, soledad se empacha siempre de recuerdos, vaya palabra, recuerdos… como la canción del grupo preferido de mi padre.
A mi soledad no se le escapa nada. Es la primera en la asignatura de la vida, siempre me hace sentir vacío, como si una parte de mi faltase, esa sensación de saber que no te espera nada ni nadie, ni un mísero whatsapp.
Me podría tirar todo el día dándote e informándote de los signos y síntomas de la soledad, pero creo que a estas alturas, los que sean del primer grupo seguro que lo habrán leído en alguna página de internet o en Facebook, o incluso en algún tweet de alguien que ni siquiera conoces y lo más posible sea un mamón que quiere ir de medio entendido de lo que va esto.
Para ir acabando esta inspiración, de autor pirata o, mejor dicho, a unas ganas de soltar algo mientras soledad no me vigila y que no sea subiendo fotos a redes sociales que dibujen una irrealidad de estar bien, una alegría fingida o solo aprobada con 5.
Y es que, ni la soledad es tan mala como crees, ni la compañía tan buena como creías.
Que la soledad siempre está en nosotros agazapada y hay que tenerle respeto por si asoma sus orejas.
Que tampoco sé cuánto más me querrá mi soledad, pero de momento ahí estamos, subiendo laderas llenas de flechas que te indican por dónde tienes que ir.
Mañana todo volverá a la realidad y esta hora y tres cuartos que he tardado en escribir esto, desaparecerán. Como vienen y van las cosas que no tienen mucho sentido.
Que la soledad es como un borracho, si le das  de beber y encima alcohol del bueno, acabara cogiéndote cariño. Aparecerá siempre de madrugada, cuando menos te lo esperes, y si encima es un desgraciado, se irá sin pagarte las 3 copas que ha tomado y las 3 copas que ha tirado…a las 5 de la mañana.

De uno que no sabe de lo que va esto.

AS.

1 comentario:

  1. No estas solo. a mi me han llegado tus palabras como espero q te lleguen ati estas. Un abrazo hermano

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