De noche se habla de las cosas que de verdad le importan a uno o las cosas grandes pasan de noche. Elegid la que queráis. Ninguna es mentira, ambas son correctas o como últimamente digo, nos gustan los amaneceres porque alucinamos con las madrugadas.
Os iba a contar una historia de verano, en agosto, el típico sábado noche donde chico y chica que tienen cuentas pendientes, se ven, se besan, desayunan en una cala, comen en un barco y se despiden el domingo por la noche. Él de vuelta a casa en su coche y ella de vuelta a su vida. Me encantaría contaros las 20 horas al detalle; como ambos se encontraron, como se miraron confirmando que "esta es nuestra noche". Como él pagó el taxi para ir a la cala, como ella se dejó todas las monedas del monedero para comprar dos croissants en un 24 horas, como se colaron en el catamaran para comer y finalmente como se despidieron. Él pensando qué había cambiado, ella diciendo que porqué no lo había hecho antes. Y todo volvió a la normalidad. El verano siguió para ambos. La pausa había acabado.
Y en condiciones normales, os diría que lo bueno se hace esperar, que más vale tarde que nunca y que las cosas buenas llevan su tiempo y las grandes se dan de golpe. Pero no, después de 4 meses sin escribir, sin fantasear más de la cuenta y viviendo a a golpe de experiencia, de realidad, que es en definitiva como se crece, no os puedo mentir.
Hay cosas que no van a pasar. Cosas que no van a volver. Y como cosas personas. Y como personas momentos. Y todo muy negativo y muy negro.
De ahí lo de la pausa. Y es algo que se tarda en comprender. Porque no es una cuestión ni de amor, ni de amistad, ni de no dormir por las noches o de enfados tontos. Es mucho más fácil que eso. Se trata del día a día. De decir lo que piensas cuando toca y no cuando crees. De saber que creer conocer no es saber quién es, de que hay que aprovechar las noches más.
Nos tiramos la vida rebobinando, grabando, parando y adelantando las cosas pensando en nuestro futuro. Y joder, no apreciamos que falta un botón del mando que casi no utilizamos, el de la pausa. El de oye, que mierda hacemos? Pensamos demasiado y no vale para nada.
Y sabéis que? Llevo unas semanas pausando mi vida y desde entonces saboreo más las cosas y duermo mucho mejor.
