Visitas

miércoles, 6 de diciembre de 2017

601 KM.

Te escribo desde tu habitación.
Tal y casi como la dejaste.
Tal y casi como te la vas a encontrar cuando vuelvas.

Te escribo desde tu habitación.
Ese espacio donde aún susurran Rayden, pasando por Andrés Suárez y Rulo hasta llegar a Sidecars.

Bueno, ahora más bien es una colección de complementos de Harry Potter.
Aun así solo la uso para hablar de ti.
Desde tu silla.
Desde tu escritorio.
Desde tu cama.
La verdad es que parece más pequeña ahora que no estás.
Todo parece más pequeño ahora que no estás.
Me faltan tus abrazos.
Tus domingos cargados de semana.
Tus cosas.
Tu música.
Tu ruido.
Tu compañía.
Incluso algún día me daré cuenta de que todo esto no era para mí, que solo era parte de un sueño llamado Tú.
Tú.

Mi corazón pasa por delante de tu puerta y aún no se atreve ni a mirar.

Mi mente vive a base de toneladas de mentiras piadosas, haciéndole creer que de nuevo estás en unos de tus viajes y que volverás.

Reconozco con la sinceridad de los suicidas que tus recuerdos por mucho que se alejen se me hacen más enormes.
Y que para escribirte, describirte y prescribirte ya no me hace falta ni siquiera la palabra compañía.

Me levanto siendo consciente que estás al otro lado de algo y yo más lejos de tu influencia y de la jurisdicción de tu sonrisa...

De momento sé que le debo al destino una copa en alguna barra de bar por la oportunidad que me brindó, la oportunidad de saber que existías, la oportunidad de haberte...

Y que sin ningún ápice de duda te prefiero a ti con tu locura que una vida de cordura.

Porque como tú sabes, las estrellas brillan con luz propia, son nítidas sin concesiones, sin paliativos. Así, tal cual.
Capaces de atravesar la oscuridad y crear vida. Capaces de dar calor y de arropar. Por eso son tan bonitas. Y tan raras. Y tan fungibles. Y tan especiales. Y, sobre todo, tan INOLVIDABLES.

Y bueno, echo de menos hasta poder llamarte bicha desde la otra punta del pasillo.
Apagarte la luz del baño.
O ver el atardecer desde nuestro rincón.
Coleccionar privés.
En definitiva, sin quererlo dibujaste una línea con un antes y un después.
Y saberse lejos de ti es lo más amargo que tengo, pero de todas las amarguras quizás esta sea la mejor.

Te escribo desde tu habitación.
Tal y casi como la dejaste.
Tal y casi como la vas a encontrar cuando vuelvas.
Porque volverás, ¿verdad?


Zona de los archivos adjuntos

domingo, 9 de julio de 2017

"Rumbo a los 30 y otro verano" El texto con el que te sentirás identificado...

Serán 9 líneas. 
Somos unos inconformistas. No nos conformamos con tener veintitantos, seguir trasnochando y que la cerveza sea nuestro punto de unión. No nos vale con confiar en la improvisación y fiarnos de los que improvisan. Queremos más.
Nos gusta más ver vida, que vivir. Y también preferimos que nos pasen cosas raras a ensalzar nuestras rarezas. Así que aquí estamos, otro año más. Confiando en que el verano nos de algo de lo que podamos desconfiar. A estas alturas no queremos consejos, ni resacas, ni tampoco desaparecer. Así que puestos a confiar en alguien, confía en ti. Tienes pelicos, alguna cana, te muerdes las uñas, los tacones te matan y mil cosas más. Van 9 líneas, pero recuerda que la edad solo es un número y un beso en verano, una historia para el invierno.

Imagen relacionada

martes, 23 de mayo de 2017

La pausa que merecíamos

Que manía tiene la vida de ponernos las cosas tan a huevo y no hacer nada y que manía tenemos nosotros de no hacer lo que queremos y sí lo que esperamos. El que llora porque sufre, el que miente porque no dice la verdad y Fran Perea decía que 1+1 son 7. A fin de cuentas, cada loco con su tema. Eso sí, a todos nos deben una, y por ponerle un nombre, he pensado que a todos nos deben una pausa.

De noche se habla de las cosas que de verdad le importan a uno o las cosas grandes pasan de noche. Elegid la que queráis. Ninguna es mentira, ambas son correctas o como últimamente digo, nos gustan los amaneceres porque alucinamos con las madrugadas.

Os iba a contar una historia de verano, en agosto, el típico sábado noche donde chico y chica que tienen cuentas pendientes, se ven, se besan, desayunan en una cala, comen en un barco y se despiden el domingo por la noche. Él de vuelta a casa en su coche y ella de vuelta a su vida. Me encantaría contaros las 20 horas al detalle; como ambos se encontraron, como se miraron confirmando que "esta es nuestra noche". Como él pagó el taxi para ir a la cala, como ella se dejó todas las monedas del monedero para comprar dos croissants en un 24 horas, como se colaron en el catamaran para comer y finalmente como se despidieron. Él pensando qué había cambiado, ella diciendo que porqué no lo había hecho antes. Y todo volvió a la normalidad. El verano siguió para ambos. La pausa había acabado.

Y en condiciones normales, os diría que lo bueno se hace esperar, que más vale tarde que nunca y que las cosas buenas llevan su tiempo y las grandes se dan de golpe. Pero no, después de 4 meses sin escribir, sin fantasear más de la cuenta y viviendo a a golpe de experiencia, de realidad, que es en definitiva como se crece, no os puedo mentir.

Hay cosas que no van a pasar. Cosas que no van a volver. Y como cosas personas. Y como personas momentos. Y todo muy negativo y muy negro. 

De ahí lo de la pausa. Y es algo que se tarda en comprender. Porque no es una cuestión ni de amor, ni de amistad, ni de no dormir por las noches o de enfados tontos. Es mucho más fácil que eso. Se trata del día a día. De decir lo que piensas cuando toca y no cuando crees. De saber que creer conocer no es saber quién es, de que hay que aprovechar las noches más.

Nos tiramos la vida rebobinando, grabando, parando y adelantando las cosas pensando en nuestro futuro. Y joder, no apreciamos que falta un botón del mando que casi no utilizamos, el de la pausa. El de oye, que mierda hacemos? Pensamos demasiado y no vale para nada.  

Y sabéis que? Llevo unas semanas pausando mi vida y desde entonces saboreo más las cosas y duermo mucho mejor.

Resultado de imagen de amigos atardecer








lunes, 2 de enero de 2017

Vive más y cuenta menos

No hace mucho estar en 2012 ya nos parecía una pasada. Y es que, permito que se dude, aunque no tanto que no se comparta, que hemos vivido 5 años, más de 1500 días y se dice pronto, demasiado rápidos.
Han dado para mucho o más bien, para poco más. Todas esas cosas grandes que se avecinaban se han ido evaporando, dejando un recuerdo imborrable: La selectividad, la carrera, el máster, el trabajo, la persona que me quita el sueño, la que me lo da, esa ausencia inesperada y esa inesperada reconciliación. Reír mucho y llorar más, comer más y dormir peor, ser más responsable y estar menos acostumbrado, querer algo y no tener nada.

Y aquí estamos, en 2017. Con nuevos planes, nueva gente y una nueva ruta. O quizás con los mismos planes, con poca gente y sin ruta. Es una opción, que nadie se asuste. No se tratar de terminar cosas, se trata de no parar de vivir.

Haz cosas, no pares. Está tan visto y tan oído lo de estrellarse... ¿Pero realmente lo hacemos? Viaja, vete de Erasmus, se te pasó el arroz? Viaje romántico con él o con ella, no tienes? Pues con ellos o con ellas, con la familia que tú elegiste. No pares de tomarte cervezas, descubre los vinos, vuelve a darle una oportunidad al botellón, VIVE. Visita a tu familia, la de toda la vida. En coche, andando, por skype o por sms. Sonríe, guiña, silba y sobre todo besa. Quédate sin aliento, revientate y reinventate y si puede ser, que sea en la cama. Duerme, sueña y haz el amor.

Y no lo cuentes, que se te vea. A primera vista, con reconocimiento previo o a miles de kilómetros. Un recuerdo bien guardado es el mejor secreto vivido, no lo olvides, piénsalo.

El tiempo va a seguir pasando y aún más rápido. Otra carrera, un nuevo trabajo, un palo inesperado y una sorpresa te están esperando y te llegará cuando estés renovando el D.N.I, visitando al hijo de tu mejor amiga o aprendiendo chino.

Que le den al futuro, al pasado y que tiemble el presente. Vive y no dejes vivir a quién no lo haga. Y lo más importante, que mirar el calendario no sirva para recordar viejas fotos, alguna noche tonta o celebrar un aniversario. Que sólo sirva para que el corazón se te acelera, que la adrenalina se acomode en tu cuerpo y que veas en cada día la oportunidad de hacer algo grande, nuevo o conocido, felíz o triste pero sobre todo lleno de vida.

Vive más y cuenta menos, y si lo cuentas, que sea para decirle al mundo que sólo es el principio, que tienes cuerda para rato, que ya te caíste, te estrellaste y te balanceaste, que lo seguirás haciendo pero que también acertarás, que también darás en el blanco y que finalmente VIVIRÁS, para más que recordarlo, seguir disfrutando."